viernes, 7 de febrero de 2014

Cuevas, dólmenes y un castro

Mandíbula de adolescente Neanderthal, Cueva de Valdegoba



La mitad septentrional del término de Huérmeces posee una topografía quebrada, atravesada por el río Urbel, que forma un bello desfiladero al atravesar las calizas turonienses. Son varias las cuevas existentes en dicho desfiladero: Valdegoba, Alto la Cruz, Los Nogales, El Carlista, La Mora, Los Aviones, etc. En las tierras de labor situadas en sus proximidades han ido apareciendo a lo largo de los años varios sílex tallados.

En el año 1987, en la cueva existente en el paraje de Valdegoba, se encontró un fragmento de mandíbula humana perteneciente al hombre de Neandertal, en concreto a un individuo adolescente (13 años). En años posteriores se recuperaron diez dientes de leche de un bebé neandertal, así como una falange y dos metatarsos, pertenecientes en total a entre tres y cinco individuos. La mandíbula tiene una antiguedad de entre 120.000 y 140.000 años, lo que la convierte en un pieza importantísima para conocer los capítulos iniciales de la evolución de estos homínidos. La mayor parte de los restos de neandertal encontrados en otros yacimientos tienen una antiguedad de entre 50.000 y 80.000 años, contemporáneos de la última glaciación, son los denominados neandertales "clásicos".

Junto con los restos óseos, se recuperaron abundantes ejemplos de industria en piedra fabricada por estos homínidos sobre sílex, cuarcita, cuarzo y caliza. También se encontraron restos de fauna contemporánea (rebeco, cabra, caballo, puercoespín, hiena, león, rinoceronte y oso) que dan idea de la gran variedad faunística que existía en los valles y mesetas del Urbel hace más de cien mil años.

A unos 2 km al Oeste del pueblo vecino de Ruyales del Páramo, en el término de Los Casares, en una vaguada situada a unos 980 m de altitud, se encuentran dos dólmenes de corredor, separados unos 300 metros entre sí, aunque el situado más al Sureste presenta muy mal estado de conservación y no queda ni rastro del corredor, sobresaliendo únicamente dos lajas de gran tamaño y una pequeña acumulación de piedras.

Dolmen de Ruyales
El más importante de los dos, el denominado Ruyales-1, posee una cámara de planta elíptica, de unos 5 metros de diámetro y un corredor de cerca de 9 metros de longitud. Está datado en unos 4000 años antes de Cristo y presenta dos peculiaridades dignas de mención:

  a) su ubicación en una vaguada, a unos 980 m de altitud, junto al arroyo del Chopillo. Dicha vaguada está rodeada de parameras que superan fácilmente los 1010 m. En alguno de los dólmenes de la cercana Lora también existe algún ejemplo de ubicación en tierras “bajas”, pero no es nada habitual, ya que usualmente se buscaban ubicaciones elevadas, prominentes.


Dolmen de Ruyales, en una vaguada al lado del arroyo del Chopillo


b)  la peculiar orientación de la entrada de su corredor, abierta al SW en lugar de al SE, esto es, hacia el sol poniente en lugar del habitual hacia el sol naciente. En los corredores de los dólmenes de la Cataluña Oriental es habitual esta orientación SW, pero en el resto de la península únicamente existe otro ejemplar de estas características, Anta da Estria (en Queluz, muy cerca de Lisboa). 


Dolmen de Ruyales: se aprecia la orientación SW del corredor, en lugar de la habitual SE


Además de estos dos dólmenes, existen en el término de Huérmeces otros tres túmulos reconocidos, todos ellos situados en zonas altas, a más de 1000 m de altitud:

·   El primero de ellos, a unos 2 km al NE del pueblo, en los Altos de Valdegoba, no destaca apenas sobre las tierras de labor circundantes, y ha estado a punto de ser destruido por la maquinaria empleada en una reciente (2006) plantación de pinos efectuada en la zona.

·   El segundo túmulo, situado a unos 3 km al SE de Huérmeces, en el término Páramo de Burgos, destaca gracias a la presencia de una buena mata de encinas en su cumbre, y se encuentra completamente rodeado de una tierra de labor, milagrosamente conservado.

·     Por último, en El Páramo también podemos encontrar un túmulo a unos 1020 m de altitud, rodeado de tierras de labor.




Túmulo en el Páramo de Burgos


Castro de San Vicente, visto desde Valdefrailes

En el término de San Vicente, dominando el paso por el desfiladero, existió un castro. Su emplazamiento es óptimo para una población de carácter defensivo, pues es difícilmente accesible por todos los sectores menos por el norte, en donde le protegía una muralla. Es la única zona de acceso y aparece, a lo largo del frente, un gran apilamiento de piedras, señal de la poderosa muralla. Puede incluso apreciarse la localización de la puerta de entrada.

Su extensión no es grande pero si lo fue su importancia estratégica por dominar el paso al alto valle del Úrbel. Algunos autores sitúan en San Vicente la antigua ubicación de la turmógida Bravum (Braum), aunque es más probable que se situara en el paraje Páramo-Ciudad de La Nuez de Abajo o, incluso, en La Polera (Ubierna) Se encontraron escasos restos de útiles cerámicos de tipo celtibérico y alguno romano, así como teja curva con acusado reborde y cerámica común romana, lo que nos indica continuidad poblacional en esta época.





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