martes, 22 de julio de 2014

Un pueblo con muchos hidalgos (y curas)



A Huérmeces voy de allí,
donde todos son hidalgos,
con la hidalguía que tienen
se ven más anchos que un pavo.

En este pueblo, señores,
reina mucho el entusiasmo,
y no permiten comer
los criados con los amos,
pues sacan mucho dinero,
de patatas y garbanzos.


Esta es la parte que afecta a nuestro pueblo del conocido Prefacio (Prefacio chistoso de treinta pueblos castellanos), de autor anónimo y largo metraje, cuya letra y música se ha ido transmitiendo oralmente desde hace quizá siglo y medio, y cantado en fiestas y romerías de los pueblos del entorno.

Ese supuesto carácter altanero y pretencioso de muchos de nuestros antepasados tiene, cómo no, un origen histórico, y su fama ha perdurado hasta antes de ayer.

Un hidalgo (hijo de algo o alguien) es un noble con escasos o nulos bienes pero exento del pago de determinadas obligaciones tributarias, debido a la prestación militar que les confería el derecho de portar armas. Tiene su origen en los inestables tiempos de la Reconquista, cuando era importante la existencia de personas capaces de proveer y costear su propio servicio de caballería. Pero con el paso de los años este rango se fue descontrolando, ya que los monarcas nombraban hidalgos a cuantos les resultaba conveniente (personas o pueblos enteros), a cambio de algún beneficio económico. A la llegada de los Borbones y la Ilustración a principios del siglo XVIII existían ya más de medio millón de hidalgos en España, por lo que hubo de limitarse este tipo de nombramiento.

En el norte de la península el número de hidalgos era muy elevado y sus diferencias con el pueblo llano (pecheros, tercer estado o común) escasas, aunque con asuntos tributarios por medio, suficientes para levantar ampollas en el entorno:

-          Constituían el vivero fundamental del personal que conformaba las milicias reales.
-          Estaban exentos del pago de un impuesto personal denominado servicio ordinario y extraordinario (Servicio Real) que, establecido en una cantidad fija para cada pueblo, era abonado por los vecinos pecheros en proporción a sus haciendas.

En Asturias y Cantabria llegaron a ser entre el 80% y el 90% de la población en sus mejores tiempos; en Vizcaya y Guipúzcoa existía el derecho de hidalguía universal, por el cual todos los naturales de estas tierras nacían hidalgos. En el norte de la provincia de Burgos (Merindades) también era muy alto el número de hidalgos.

Resulta muy ilustrativo analizar el contenido del Vecindario de Ensenada (1759), realizado al calor del famoso Catastro, ambos encaminados a conocer el número exacto de vecinos de cada clase para el establecimiento de la Unica Contribución. Entre los pueblos de los alrededores de Huérmeces, las diferentes clases de ciudadanos presentaban la siguiente distribución:


Pueblo
Curas
Viudas
pobres
Vecinos
Totales
Vecinos
Nobles
Vecinos
Pecheros
Vecinos Nobles
(%)
Abellanosa del Páramo
2
0
85
1
84
1,2%
Azedillo
1
2
26,5
0
24,5
0,0%
Bustillo del Páramo
2
0
26
0
26
0,0%
Castrillo de Rucios
1
0
14
13
1
92,9%
Celadas, Las
2
0
43,5
0
43,5
0,0%
Cernégula
1
0
57
0
57
0,0%
Coculina
2
0
46
0
46
0,0%
Espinosa S Bartolomé
1
0
8,5
0
8,5
0,0%
Fresno de Nidáguila
0
0
8
4
4
50,0%
Fuente Urbel
1
0
26,5
0
26,5
0,0%
Hormazuela
1
0
26
0
26
0,0%
Hubierna y San Martín
4
4
65,5
46
15,5
74,8%
Huermezes
6
0
73
56
17
76,7%
Lodoso
3
0
55,5
0
55,5
0,0%
Mansilla
3
0
27
0
27
0,0%
Masa
2
0
72,5
1
71,5
1,4%
Mata Sobresierra
0
0
6
0
6
0,0%
Miñón
3
1
21,5
0
20,5
0,0%
Montorio
2
1
68,5
1
66,5
1,5%
Nidáguila
1
0
22,5
0
22,5
0,0%
Nuez de Abajo, La
2
4
63
10
49
16,9%
Nuez de Urbel, La
1
0
36,5
0
36,5
0,0%
Ontomín
4
1
46,5
35,5
10
78,0%
Ormazas, Las
6
4
143
0
139
0,0%
Pedrosa de Río de Urbel
5
0
116,5
0
116,5
0,0%
Peñaorada
1
1
13
0
12
0,0%
Piedra, La
1
0
36,5
0
36,5
0,0%
Quintana del Pino
0
0
6
3
3
50,0%
Quintanajuar
0
0
17,5
2
15,5
11,4%
Quintanarrío
1
0
3
2
1
66,7%
Quintanil. Pedroabarca
1
1
25,5
0
24,5
0,0%
Quintanilla Sobresierra
1
1
60
2
57
3,4%
Robredo Sobresierra
1
0
14
14
0
100,0%
Ros y Monasteruelo
3
9
63,5
2
52,5
3,7%
Ruyales del Páramo
1
0
14,5
11
3,5
75,9%
San Pantaleón
1
0
14,5
2
12,5
13,8%
San Pedro Samuel
2
0
55,5
0
55,5
0,0%
Santa Cruz del Tozo
1
0
16,5
0
16,5
0,0%
Santibáñez Zarzaguda
8
1
143
3
139
2,1%
Tremellos, Los
1
0
48
0
48
0,0%
Urbel del Castillo
2
0
49,5
3,5
46
7,1%
Villalbilla Sobresierra
0
0
14
14
0
100,0%
Zumel
1
0
39
0
39
0,0%
TOTAL “Comarca”
82
30
1818
226
1562
12,6%


En términos absolutos, Huérmeces es el pueblo con más vecinos hidalgos (56), seguido de Ubierna (46) y Ontomín (35,5). En términos relativos, todos o casi todos los vecinos son nobles en pueblos pequeños como Robredo Sobresierra (100%), Villalbilla Sobresierra (100%), Castrillo de Rucios (92%) o Ruyales del Páramo (76%). Mientras que en pueblos de mayor tamaño, hay mayoría de vecinos nobles en Ontomín (78%), Huérmeces (77%) y Ubierna (75%).

Por el contrario, en otros pueblos de tamaño considerable apenas se contabilizaban vecinos hidalgos: Pedrosa (0%), Las Hormazas (0%), Avellanosa (1%), Santibáñez (2%), Montorio (2%), Quintanilla Sobresierra (3%), Ros y Monasteruelo (4%).

Otro de los estamentos que no tributaba era el eclesiástico. Y en éste tampoco andábamos cortos en Huérmeces: seis curas. Las Hormazas también tenía 6, pero distribuidos en sus tres parroquias (Solano, La Parte y Borcos).

Afortunadamente, casi todos estos privilegios desaparecieron con el advenimiento del liberalismo del Nuevo Régimen en el primer tercio del siglo XIX. Aún así, la fama y algunas costumbres permanecieron algún tiempo más y la tradición oral se encargó del resto, en forma de Prefacio, eso sí.

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