sábado, 14 de mayo de 2016

Valdegabas, el vallejo de los guillomos



En este caso, a la rareza toponímica del término se une la espectacularidad del paraje: el vallejo más agreste, salvaje e inculto de todos los de Huérmeces.

Tramo medio de Valdegabas, con Itero, Valdegoba y Fuente La Hoz al fondo




Tramo medio de Valdegabas, con el arroyo activo tras una temporada de fuertes lluvias primaverales
 
Parece ser que el vocablo gaba es de origen pre-romano, con el significado de torrente, río de montaña; acepción que concuerda fielmente con las características del vallejo.

No he encontrado este topónimo en ningún otro lugar de España ni de Sudamérica. Así que nos encontramos con otro vocablo en peligro de extinción.

Fresnos en el tramo bajo de Valdegabas, creciendo sobre el lecho seco del arroyo


Dado su agreste carácter, Valdebagas es el único “val” del término de Huérmeces en el que no existe ni una sola parcela cultivada, ni camino ni sendero que lo recorra.

El río Urbel a la altura del segundo puente de Fuente La Hoz: el arroyo de Valdegabas llega seco, tras filtrarse sus aguas

El Urbel a la altura del área recreativa de Fuente La Hoz, al poco de su confluencia con el arroyo seco de Valdegabas


El acceso por su zona inferior se ha visto facilitado por la construcción, a finales de los años setenta, de los dos puentes peatonales a la altura de Fuente La Hoz.

Ortofoto de Bing Maps; el arroyo de Valdefrailes describe una "S" asimétrica en su discurrir por Valdegabas
Valdegabas no es sino el desagüe del amplio vallejo de Valdefrailes. Este discurre en un eje NW-SE, pero en su tramo final, el arroyo que lo forma, al encontrarse con la importante barrera de terrenos arenosos formados en el límite con Cotillos, se ve obligado a horadar las duras calizas de las estribaciones meridionales de San Vicente, trazando una “ese” asimétrica hasta desembocar en el Urbel escasos metros al norte de Fuente la Hoz.

El amplio vallejo de Valdefrailes y el arranque de su continuación: Valdegabas


El arroyo de Valdefrailes, al llegar a la altura de la chopera homónima, gira al Este y se interna en el vallejo de Valdegabas
Ladera meridional de San Vicente, cayendo sobre Valdegabas en su tramo alto

Agua en el tramo medio del arroyo de Valdegabas


Pequeño salto de agua en el curso medio de Valdegabas




Las aguas del arroyo llegan al Urbel únicamente en episodios de lluvias torrenciales, ya que en condiciones normales aquellas se sumen a mitad o a dos tercios del recorrido total del vallejo, reapareciendo en la fuente estacional de La Serranilla, en el afloramiento rocoso contiguo al río. 



Otro pequeño salto de agua























Tramo final del vallejo, al alcanzar el paraje de Fuente La Hoz; endrinos en flor ocupan el fondo del vallejo


Otro pequeño salto de agua, esta vez en el  tramo alto del vallejo


La fuente de La Serranilla, si es que continúa activa, se encuentra completamente cubierta de maleza, lo que hace casi imposible el acceso a ella.


En sus apenas 750 m de recorrido por Valdegabas, el arroyo de Valdefrailes salva un desnivel de 50 metros, lo que ocasiona pequeños saltos de agua y pozas no muy profundas, horadadas en las calizas por el repetido golpeteo del agua.


A primeros de mayo, las laderas de la mitad inferior de Valdegabas se ven adornadas por la profusa floración blanquecina de los guillomos (Amelanchier ovalis), componiendo una bella estampa, contrastando con el verde oscuro de las dispersas encinas, sobre todo cuando los rayos de sol primaveral inciden sobre el vallejo.

Guillomos en flor en las laderas orientadas al Sur, en la zona baja de Valdegabas, contigua a Fuente La Hoz
El guillomo es un arbusto que crece hasta unos 3-4 metros de altura máxima, y que se extiende por gran parte de las zonas montañosas del centro, oeste y sur de Europa, norte de Africa, Asia Menor y la zona del Caúcaso.

Guillomo en flor

Se trata de una planta leñosa bastante rústica, a la que le agrada la exposición soleada, aguantando también en semi umbría; es resistente al frío y con muy pocas exigencias en cuanto a suelo, aunque con claras preferencias por los terrenos calizos.



Guillomo en la falda de Itero, enfrente de la Peña Rallastra
Crece en lugares rocosos, peñascales, laderas pedregosas, sobre todo sobre sustratos calcáreos.

Sus flores, que aparecen al mismo tiempo que las hojas, poseen una corola blanca formada por 5 pétalos (a veces 6 o 7); sus ramillas jóvenes son tomentosas.

Sus frutos, denominados guillomas, son pequeños (5-11 mm), de color negruzco o azul oscuro, y su carne es dulce y comestible, por lo que son muy apreciados por aves, herbívoros y algunos humanos. Es aconsejable realizar su recolección cuando el fruto esté muy maduro, ya que el sabor resulta más dulce; y mejor aún, se puede dejar secar una vez recolectado, para consumirse como pasa.

Detalle de guillomo en flor; al fondo, la Peña Rallastra
Su espectacular y aromática floración blanca ocasiona que sea una planta muy apreciada en jardinería, habiéndose desarrollado variedades con floraciones y portes específicos para ornamentación.

El color otoñal de su follaje (amarillento con tonalidades anaranjadas) también resulta muy apreciado en parques y jardines.

En Cataluña, Valencia y Aragón eran muy apreciadas sus propiedades medicinales. Se utilizaba tanto para "rebajar la sangre" (hipotensor) como febrífugo, incluso para diversas "afecciones de la vejiga".

Parece ser que es una planta muy rica en ácido cianhídrico y en aceites esenciales (betulinol).

Su madera es densa y dura, pero sin aprovechamiento posible por su escaso desarrollo; su leña es de buena calidad.

En España crece en casi todas las zonas montañosas, excepto en Galicia.

En Burgos está presente en casi toda la provincia excepto en su cuadrante suroccidental, aunque siempre resulta más abundante en las montañas calizas del norte que en el sur. En Huérmeces y alrededores resulta relativamente frecuente, prosperando en todas las zonas montañosas de la comarca. Aparte de Valdegabas, encontraremos fácilmente guillomos en las laderas meridionales de casi todos los vallejos pedregosos de Huérmeces: Buzón, Valdegoba, Valdetope, Fuente La Hoz, Buentudanca...

La denominación científica (Amelanchier ovalis) viene del vocablo provenzal amelancier (nombre dado a su fruto) y del latino ovalis-e, en referencia a la forma oval de sus hojas.









   



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