sábado, 24 de junio de 2017

Los primeros "faroles": los neandertales de Valdegoba



Hace muchos, muchos años, cuando aún no existían fronteras nacionales ni siquiera municipales … mucho antes … cuando los humanos aún no habíamos sucumbido a la irresistible atracción del ladrillo … cuando lo más parecido a una casa era el abrigo de una cueva … entonces, justo entonces, hace unos 70.000 años, la porción de terreno de unos 25 kilómetros cuadrados que hoy conocemos por el nombre de Huérmeces, se encontraba habitada por unos homínidos razonablemente parecidos a nosotros, de complexión más fuerte y modales quizás más rudos, de prominentes cejas, ausencia de mentón y de pómulos, sin hábitos depilatorios, pero por lo demás bastante similares, con sus ilusiones y sus desencantos, sus sueños y sus pesadillas, su lucha por la supervivencia, su preocupación por la alimentación de sus hijos, por la seguridad del grupo, por conseguir dormir caliente cada noche  ...

La cueva de Valdegoba está temporalmente habitada por un grupo –o clan- de cazadores, recolectores y carroñeros, que explota el entorno como buenamente puede, en medio de una climatología sensiblemente más fría que la actual. Dominan el fuego, disponen de una amplia variedad de útiles de piedra ya refinados, cuidan de ancianos e impedidos, y entierran a sus muertos.


Una de la hembras jóvenes del clan, preñada primeriza, es motivo de reciente preocupación para el grupo. Algo no va bien. Hace días que presenta mal aspecto, con frecuentes ataques de fiebre y temblores descontrolados…       


Demos un nuevo salto en el tiempo, ahora hacia nuestra época: 68.000 aC … 4.500 aC ... 711 … 884 … 1212 … 1492 … 1713 … 1808 … 1898 … 1936 … 1968 … 1987. Stop.

Rolf Quam señala el nivel en el que apareció la mandíbula de Valdegoba
El día 26 de julio de 1987, Ana Isabel Ortega, geóloga y espeleóloga del grupo Edelweiss, mientras realizaba tareas de replanteo topográfico en la cueva de Valdegoba, dentro de los preparativos para la inminente campaña de excavaciones prevista para el mes de agosto, fue capaz de reconocer una mandíbula de aspecto arcaico, sin mentón, muy robusta, … una mandíbula neandertal.




No tenemos constancia de que -en el momento del hallazgo- sonara canción alguna en el radio-cassette de los espeleólogos, por lo que el fósil se ha quedado únicamente con el apellido de la cueva, sin añadidos pop anglosajones: la mandíbula de Valdegoba.

Durante la campaña de excavación de ese mismo año, se recuperó otro fragmento de la misma mandíbula y alguno de sus dientes, correspondientes todos a un adolescente (hembra, quizás) de unos 13-15 años de edad, de principios del Pleistoceno
Dientes de leche neandertales  (Valdegoba)
superior
.



En sucesivas campañas (efectuadas entre 1988 y 1991) aparecieron nuevos restos humanos, entre los que destacan varios dientes de leche, también neandertales, pertenecientes probablemente a un niño neonato. Quizás la cueva asistió a un drama habitual en aquellos tiempos: el fallecimiento de la madre y del recién nacido. En cuanto a restos postcraneales, se encontraron dos metatarsos y una falange, pertenecientes a un individuo inmaduro y dos adultos.
Restos postcraneales de neandertal (Valdegoba) R. Quam y otros








La antigüedad de los restos humanos fue determinada mediante el método de las series de uranio. El dato más reciente sugiere una edad de unos 70.000 años, aunque con un amplio margen en los resultados.


















Industria lítica de Valdegoba. C. Díez y otros (Zephyrus 41-42, 1988)
Junto con los restos humanos, se recuperó un importante conjunto de industria lítica, encuadrado en el Paleolítico medio. 

Solamente en la campaña de excavaciones de 1987 se recuperaron más de 1.800 piezas líticas, entre las que predomina la cuarcita y el sílex, sobre el cuarzo y la caliza. La materia prima procede principalmente de cantos rodados, plaquetas, riñones, bloques erráticos y afloramientos silíceos que se encuentran en las inmediaciones. Abundan las lascas, seguidas por las lascas retocadas, siendo irrelevantes los núcleos y cantos tallados y la materia prima sin desbastar y percutores.






También se recuperaron abundantes restos faunísticos. Entre la macrofauna, destacan: lobo, zorro, oso, hiena motetada, caballo, zebro, gato montés, lince, leopardo, rinoceronte, jabalí, ciervo, rebeco, cabra montés, bisonte y tejón.

Entre los micromamíferos: topillo, topillo nival, rata topo, ratón de campo, castor europeo, marmota alpina, musaraña, musgaño, conejo y puercoespín.

Entre la avifauna: ánade, azor, gallo lira, pato, buitre negro, cernícalo, paloma bravía, mochuelo, perdiz, codorniz, mirlo, chova piquigualda, chova piquirroja, y varias especies de paseriformes sin identificar.
 
Estos neandertales de Valdegoba eran un grupo de cazadores-recolectores que depredaban principalmente rebecos, pero también cabras, corzos, ciervos y équidos. De vez en cuando debían de vérselas con algún carnívoro peligroso (oso y leopardo, sobre todo) pero seguramente que éstos tendrían las de perder. Generalmente, carnívoros y humanos tratarían de evitarse. Tampoco harían ascos a la variedad de frutos silvestres que medran en la zona (majuelo, rosal silvestre, guillomo, zarzamora, endrino, ciruelo, manzano, etc.) y quizás también utilizaran alguno de los recursos faunísticos del Úrbel.

La abundancia de carnívoros entre los restos óseos encontrados, en particular de especies hibernantes (oso) y de aquellas que establecen cubiles en las cuevas (hienas), así como la presencia de juveniles (en leopardo, lobo, oso, hiena) induce a pensar que las ocupaciones humanas de la cueva serían de corta duración, estacionales quizás, al compás de los ritmos agrupacionales de los rebecos, que solían acontecer a finales de verano.

Carnívoros y humanos se alternarían, pues, en el uso de la cueva, aunque en momentos puntuales entrarían en conflicto. Hay pruebas de comportamiento carroñero de los carnívoros sobre animales consumidos por los humanos.

Sabemos que los neandertales ya practicaban ciertos ritos funerarios, por lo que los restos humanos encontrados pudieran corresponder con alguno de aquellos incipientes enterramientos de miembros de su clan. Aunque también es posible que algún depredador encontrara los cadáveres y los carroñeara tranquilamente en la cueva, en los lapsos de tiempo en los que aquella se veía libre del aprovechamiento humano.

Hasta el verano de 2017 (1), los restos de Valdegoba constituían los únicos fósiles neandertales encontrados en Castilla y León. Aunque ya quede poco por excavar, la cueva de Valdegoba está cerrada, protegida de posibles actividades furtivas, a la espera de nuevos métodos de trabajo.




El cerramiento de la cueva, por medio de un muro de piedra, ha ocasionado que el lugar pierda gran parte de su encanto, por lo que ha dejado de ser un destino apetecible para las antaño frecuentes visitas de excursionistas locales y foráneos.



El paraje forma parte de la ruta "Sendero de las Cuevas de Valdegoba" recientemente balizada, siendo muy recomendable la visita al denominado "mirador", desde el que se contempla una espléndida vista de esta zona del Úrbel medio. Una vista muy similar a la que se contemplaba desde el -ahora menos recomendable- abrigo de la Cueva.

Puedes encontrar una descripción detallada del recorrido en el blog "Sendas de Burgos":

Sendero de las cuevas de Valdegoba 


(1) En el verano de 2017 se confirmó la presencia de fósiles neandertales en Atapuerca



APÉNDICE:

En los últimos años, los restos humanos encontrados en Valdegoba se han visto incluidos (junto con otros especímenes europeos) en varios trabajos de investigación realizados por equipos internacionales, y que se han plasmado en los correspondientes estudios, editados en prestigiosas revistas científicas. Las conclusiones más interesantes de alguno de los referidos trabajos han sido:

Restos de Valdegoba (2 a, b, c, d) con señales de carroñeo
- Constatar que los neandertales no eran habitualmente cazados por los grandes carnívoros que vivían en esa época en Europa (osos, leones de las cavernas, hienas, lobos, leopardos); al contrario, es muy probable que fueran los neandertales los que mataran a estos depredadores, merced a su cooperación en la caza y la utilización de armas punzantes; en ocasiones, los carnívoros accedieron a cadáveres humanos como meros carroñeros, dejando marcas de sus dientes sobre los huesos, como sucede con los restos de Valdegoba, que presentan señales de roído, punción y mordisco. (Hunted or scavenged Neanderthals?, 2017)




- Estudios realizados sobre el ADN mitocondrial de 13 individuos (incluida una nueva secuencia de los restos de Valdegoba), han servido para argumentar que la extinción de los neandertales no fue originada por la irrupción del Homo sapiens, ya que antes de la llegada del hombre moderno se encontraban en una situación límite, con escasos niveles de variación genética; todo parece indicar que los neandertales pudieron ser más sensibles a los dramáticos cambios climáticos que ocurrieron durante la última Edad del Hielo (Partial Genetic Turnover in Neandertals, 2012)


Los restos fósiles animales encontrados en Valdegoba también han formado parte de varios estudios –esta vez nacionales-  entre los que destacan:

- Estudio sobre los leopardos del Pleistoceno en la Península Ibérica (Pleistocene leopards in the Iberian Peninsula, 2015)
Huellas de descarnado en restos animales (Valdegoba)


- Estudio de las marcas de corte presentes en los restos óseos recuperados en el yacimiento, procedentes de las actividades desarrolladas por comunidades cazadoras-recolectoras neandertales (Huellas de descarnado en el Paleolítico Medio: la cueva de Valdegoba, 2006)


















OBRAS CONSULTADAS:

-DÍEZ, C. (1991): “La grotte de Valdegoba (Huérmeces, Burgos, Espagne). Un gisement du Paléolithique Moyen avec des restes humaines”. L’Anthropologie (Paris) 95: 329-330.
-DÍEZ, C.; GARCÍA, M. A.; GIL, E.; JORDÁ, J. F.; ORTEGA, A. I.; SÁNCHEZ, A. Y SÁNCHEZ, B. (1988–1989): “La Cueva de Valdegoba (Burgos). Primera campaña de excavaciones”. Zephyrus, 41–42: 55–74.
-DÍEZ, C.; JORDÁ, J. F. Y SÁNCHEZ, B. (1988): “La cueva de Valdegoba (Huérmeces, Burgos): estratigrafía, industria lítica y fauna”. II Congreso Geológico de España 1: 379–382. Granada.
-DÍEZ, C. y NAVAZO, M. (2005): “Apuntes sociales y geográficos a partir de los yacimientos del Paleolítico Medio en la zona nororiental de la Meseta castellano leonesa”. Museo de Altamira. Monografías, 20: 39-54.
-DÍEZ, C. (2006) “Huellas de descarnado en el Paleolítico Medio: la cueva de Valdegoba (Burgos)”. Miscelánea en homenaje a Victoria Cabrera. Zona Arqueológica, 7. Vol  I: (304-317)
-QUAM, R.; ARSUAGA, J.L.; BERMÚDEZ DE CASTRO, J.M.; DÍEZ, C.; LORENZO, L.; CARRETERO, J.M.; GARCÍA, N. Y ORTEGA, A.I. (2001): “Human remains from Valdegoba Cave (Huérmeces, Burgos, Spain)”. Journal of Human Evolution, 41: 385–435.
-DALEN, L.; ORLANDO, L.; SHAPIRO, B.;DURLING, M.B.; QUAM, R.; GILBERT, M.T.P.; DÍEZ FERNÁNDEZ-LOMANA, J.C.; WILLERSLEV, E.; ARSUAGA, J.L.; GOTHERSTROM, A. (2012): “Partial genetic turnover in neandertals: continuity in the east and population replacement in the west”. Molecular Biology and Evolution. 29 (8): 1893-1897
-CAMARÓS, E., CUETO, M., ROSELL, J., DÍEZ, J. C., BLASCO, R., DUHIG, C., DARLAS, A., HARVATI, K, JORDÁ, J., MONTES, L., RIVALS, F. & VILLAVERDE, V. (2017). Hunted or scavenged Neanderthals? Taphonomic approach to hominin fossils with carnivore damage. International Journal of Osteoarchaeology.
-SANCHIS, A., TORMO, C., SAUQUÉ, V., SANCHIS, V., DÍAZ, R., RIBERA, A., VILLAVERDE, V. (2015). “Pleistocene leopards in the Iberian Peninsula: New evidence from paleontological and archaeological contexts in the Mediterranean region.”. Quaternary Science Reviews 124 (2015) 175-208.
-ORTEGA MARTÍNEZ, Ana Isabel (2001). "Los neandertales de la cueva de Valdegoba". Grupo Espeleológico Edelweiss (50 Aniversario1951-2001), Boletín nº3 - Junio 2001

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el muy interesante artículo sobre los Neandertales de Valdegoba, por cierto, yacimiento gran desconocido por la mayoría de los burgaleses pero de extraordinaria importancia. He estado en la boca de la cueva, caminado por los alrededores, y no podía dejar de ponerme en el lugar de aquellos ancestrales hombres e imaginarme que sentirían y pensarían cuando miraban hacia el valle abajo. El lugar es impactante.

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  2. Gracias por el comentario, Angel. No sé si conociste la cueva antes de que la cerraran, pero te puedo asegurar que el lugar ha perdido gran parte de su encanto. No pongo en duda la necesidad de su cierre (espero que temporal), pero por lo menos podrían haber eliminado el material sobrante (arena, sobre todo). La vegetación está invadiéndolo todo poco a poco, y eso que aún sube parte de la gente que hace la ruta...

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